Durante dos décadas el escritor Vicente Leñero acompañó a Julio Scherer, su colega, en una revista que, asegura, ha perdurado gracias a la confianza de sus lectores.
Para Vicente Leñero, el periodismo no habla de las cosas buenas porque ésa se dan por hechas, si no de las cosas que duelen y que lastiman. El periodismo, dijo en entrevista a propósito del 25 aniversario de la revista Proceso, que se celebra hoy, “es siempre pesimista”.
Vía telefónica, parco como es, Leñero definió la experiencia periodística de Proceso, que encabezara Julio Scherer desde 1976 y hasta 1996, cuando junto al también dramaturgo y a Enrique Meza, dijeran adiós a sus páginas.
“La experiencia más importante —señaló— es que la revista que nació sin nada, que nació a punta de sus lectores sigue existiendo y sigue yendo hacia arriba a punta de sus lectores también. Es una publicación periodística que ha podido sostenerse, a lo largo de 25 años, gracias a sus lectores, esos fieles compañeros de un montonal de años”.
Al pedir su opinión sobre lo que ha representado esta revista para el periodismo mexicano de los últimos años, Vicente Leñero, como buen maestro, regaña y corrige el planteamiento de la pregunta: “Eso se lo tendrían usted que preguntar a los lectores, quizá a los otros medios”.
Sin embargo, rememora el espíritu con el que nació Proceso y asegura que el suyo fue un esfuerzo para hacer un periodismo diferente, sin concesiones, en un medio muy cerrado a la información.
“Hubo que taladrar un poco esa cerrazón de los sectores oficiales, empresariales, para obtener una información a la que no se tenía acceso tan fácilmente, en los tiempos de una prensa muy copada, muy cerrada en sus controles. Eso fue, al menos para mí, lo más importante”.
Al recordarle que el editorial del último número de la revista, anota que en aquellos años “la información era secreta y lo público tenía dueño”, el autor de libros como Los periodistas y Talacha periodística apuntó que Proceso enfrentó esa circunstancia rompiendo las puertas de esa cerrazón, “no por un favor de los poderosos sino con un espíritu periodístico que ya es común en muchos medios. Era el nacimiento de Proceso, esa cerrazón se ha acabado, como te decía, para otros medios”
Ese espíritu de buscar en el subsuelo, que era ofensivo y vejatorio, aunque sus resultados
eran fascinantes, como también lo destaca dicho editorial, “es un sentimiento que se ha mantenido y sigue funcionando al interior de la revista, que no celebra, no exalta y tampoco consuela”.
Al señalarle que mientras Proceso nació de un golpe de poder y de una rebeldía de la libertad que no quiso someterse, como agrega dicho editorial, el presidente Vicente Fox ha regañado, en los últimos días, a los medios de comunicación porque han criticado su administración y se han fijado “en babosadas”, Leñero dijo: “Siempre los poderosos se duelen, siempre hablan bien del periodismo cuando el periodismo les convienen, no soportan las críticas”.
“Cuando los políticos llegan al poder actúan con una misma fórmula, no falla: el periodismo es malo cuando me atacan, y el periodismo es bueno cuando ataca a los que a mí me conviene que ataque. Pero el periodismo está más allá de cualquier ideología o partidismo, el poderoso siempre será objeto de la crítica y del análisis de cualquier medio”.
Hace cinco años que Leñero se fue de la revista, sobre si extraña su trabajo en Fresas 13 (ahí se ubican las oficinas de Proceso), el periodista concluyó: “Sí, se extraña, pero lo importante es que hay relevos que siguen sacando adelante el periodismo”.